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Noviembre 2012

La aislación térmica no es un gasto, es una inversión

El Arq. Pablo Azqueta, Asesor Técnico de la Asociación Argentina del Poliestireno Expandido (AAPE), señala que en la construcción de edificios en Argentina no existe una conciencia instalada sobre la importancia de un adecuado aislamiento térmico.

Esto se debería en primer lugar, a una falta de cultura en el ahorro de energía y a la ausencia de una legislación que determine el carácter obligatorio de las normas de uso racional y eficiente de la energía, que hoy tan sólo son de adopción voluntaria.

Por otro lado, destaca las leyes y normativas que desde hace décadas se implementan en Europa y otras regiones del mundo, con el objetivo de enfrentar la crisis energética y las consecuencias del cambio climático. Por último, destaca el significativo aporte que el Poliestireno Expandido EPS brinda al aislamiento térmico de los edificios, aspecto primordial para un uso racional de la energía, por brindar una inmejorable relación costo-beneficio. En el marco de las Jornadas 2009 de Uso Racional de la Energía y Aislación Térmica de la Construcción, AAPE dará una serie de conferencias en varias ciudades del país.

Año tras año, las consecuencias del cambio climático a nivel mundial se manifiestan en forma creciente por factores como el calentamiento global provocado por el efecto invernadero. Para 2025 se espera que cerca de dos tercios de la población mundial viva en ciudades, incrementando el conocido efecto de isla de calor que se manifiesta mediante un aumento de la temperatura de los centros urbanos de entre 5º y 10º C, respecto a la de la región rural circundante. Esto implica que cada vez se necesitará una mayor cantidad de energía para acondicionar térmicamente las viviendas y, siendo los combustibles que la generan recursos no renovables, su escasez y consecuentemente su precio se irán incrementando incesantemente. Frente a ello, es fundamental generar conciencia e implementar medidas tendientes tanto a racionalizar el uso de la energía como a reducir el impacto ambiental del uso. A ello se suma que un tercio del total de la energía consumida en países como Argentina es empleada en la construcción y climatización de los edificios.

En este sentido, el Arq. Pablo Azqueta –Asesor Técnico de la Asociación Argentina del Poliestireno Expandido (AAPE)- explica: “Es importante destacar que la aislación térmica no es un gasto sino una inversión que se recupera en un breve lapso de la vida útil de un edificio ya que, si bien aislar correctamente techos, paredes y pisos constituye una inversión, ésta resulta no sólo porcentualmente poco significativa sino que además, su amortización demanda un plazo cada vez más breve. La razón de este hecho se encuentra en primer lugar, en el importante e insostenible atraso tarifario que presenta el sector, lo que llevará al inexorable incremento en el precio de los insumos energéticos, que ya ha comenzado y que se hará sentir cada vez más a muy corto plazo; y en segundo término, al inevitable incremento del precio por efecto de un aumento exponencial de la demanda sobre un bien cada vez más escaso.

Hoy se construyen viviendas para durar, como mínimo, 50 años -y si nos fijamos en Europa cientos de años-, y de lo único que podemos estar seguros es que el costo y la calidad actual de la energía no van a ser los mismos en 10 ó 15 años. Nadie en su sano juicio admitiría reducir la cantidad de acero de una estructura por un mal entendido ahorro en la construcción pues se expondría al riesgo del colapso de la misma. Un criterio semejante debería aplicarse a la aislación térmica ya que subestimarla o no considerarla desvaloriza la propiedad, pone en juego el confort de los habitantes, afectada su economía por los elevados costos de la provisión de energía, e incluso afecta la salud, ya que una buena aislación térmica evita la proliferación de mohos y hongos que se desarrollan como consecuencia de las condensaciones de humedad sobre superficies frías”.

El Arq. Azqueta se refiere a la aislación térmica en las construcciones de Argentina: “En nuestro país es evidente la falta de una conciencia instalada sobre la importancia de un adecuado aislamiento térmico en la construcción de edificios. Esto se debe en primer lugar, a una falta de cultura en el ahorro de energía y a la ausencia de una legislación que determine el carácter obligatorio de las normas de uso racional y eficiente de la energía, que hoy tan sólo son de adopción voluntaria. Si bien el calentamiento global no puede ser fácilmente revertido, hay medidas de mitigación que permiten evitar su avance y que en algunos países se implementan desde hace años. Los casos más representativos se dan en países del norte y Centro de Europa, donde se aplican rigurosas normativas referidas a la aislación térmica de las construcciones para promover el uso racional de la energía y reducir las emisiones de CO2. Cabe destacar que con sólo una correcta aislación térmica, la demanda de gas para calefacción residencial en el área central de Argentina, de clima Tipo 3, -norte de Buenos Aires, centro y sur de Córdoba y Santa Fe, San Luis y el oeste de Mendoza-, podría reducirse hasta en un 43 por ciento.”

En el caso específico de las viviendas, el Arq. Azqueta afirma: “En Argentina las aislaciones térmicas son en general muy deficientes o subdimensionadas. Una vivienda medianamente bien aislada de la zona central donde se concentra casi la mitad de la población del país, debería tener una aislación del orden de los 5 cm. de EPS -Poliestireno Expandido- en sus paredes, cuando lo más común es que no cuenten con ningún aislamiento adicional. En el caso de la cubierta, sería necesario como mínimo unos 7 cm espesor de EPS para la mayoría de los casos, mientras que lo habitual es colocar no más de un par de centímetros de espesor.

El EPS -Poliestireno Expandido- es una espuma rígida compuesta por millones de celdillas microscópicas conteniendo aire ocluido que ocupa el 98% de su volumen y como el aire quieto es un mal conductor del calor, a esto debe el EPS la alta eficacia de su comportamiento como aislante térmico. Tal característica se mantiene inalterable a lo largo del tiempo, aún en las peores condiciones climáticas. Su elevada capacidad aislante tampoco se ve afectada por la acción del agua o la acumulación de polvo en su superficie. Sumada a una excelente relación costo- beneficio, se agrega que por su bajo peso, el EPS reduce gastos de transporte y mano de obra, siendo además un material de fácil colocación.

Por otro lado, es difícilmente inflamable y no es sustrato nutritivo para bacterias, hongos o parásitos, lo que lo hace apto para el traslado de alimentos y productos medicinales. Es un material inerte que carece de nutrientes que sirvan de alimento de insectos o roedores y, elastificado, resulta un excelente aislante de ruidos de impacto, colaborando con
el aislamiento acústico general. Respecto de su impacto ambiental, es 100 por ciento reciclable, inerte y biológicamente inocuo, no afecta el sustrato ni las aguas subterráneas, no contiene agentes de expansión que dañen la capa de ozono ni emite contaminantes a lo largo de su vida útil. El EPS brinda la posibilidad de diferentes formas de suministro que se adaptan a las diversas aplicaciones a las que esté destinado y, si bien el formato más conocido es el de placas de distinta densidad, espesor y tamaño que se cortan de bloques, también se presenta en las más diversas formas realizadas por corte o moldeo e, incluso también como perlas sueltas pre-expandidas, que aditivadas o no, sirven para
la realización de hormigones livianos y aislantes”, concluye el Arq. Azqueta.

Fuente: ventanaenlaweb

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